Teoría y Práctica del Aprendizaje en la Web 2.0



Carlos Castaño Garrido
Universidad del País Vasco/
Euskal Herriko Unibertsitatea
carlos.castano@ehu.es
http://weblearner.info


1. E-learning, algo más que distribución de conocimientos

La Teleformación, en tiempos denominada Web Based Training o Formación
Basada en Internet, relaciona las tecnologías desarrolladas para la Web con la tarea de la formación. Nosotros entendemos la teleformación como una acción decidida, planificada e intencional de aplicación de las tecnologías de Internet a la tarea de educación de las personas.


En la revisión de la literatura, hemos encontrado cierta tendencia a utilizar el concepto Teleformación para referirse al uso de las tecnologías Web para el aprendizaje en el mundo productivo. De manera análoga, el término Teleeducación (Web-Based Education) y (Web-Based Instruction) sería más utilizado en el mundo de la formación universitaria. En la actualidad es más frecuente encontrarse con expresiones como “elearning” y “aprendizaje digital”.

Tradicionalmente, se ha intentado reproducir a distancia una realidad de aula presencial o convencional. Buen ejemplo de esto es la definición ya clásica que de Teleformación nos propone FUNDESCO:

“La Teleformación es un sistema de impartición de formación a distancia, apoyado en las TIC (tecnologías, redes de telecomunicaciones, videoconferencias, TV digital, materiales multimedia), que combina distintos elementos pedagógicos: instrucción clásica (presencial o autoestudio), las prácticas, los contactos en tiempo real (presenciales, videoconferencias o chats) y los contactos diferidos (tutores, foros de debate, correo electrónico)(FUNDESCO).”

Nos interesa destacar de esta definición el concepto de “impartición” de formación, tarea que normalmente recae en el formador. Una aproximación más actual, más matizada al e-learning nos la ofrecen Cabero y Castaño, quienes subrayan la posibilidad de afrontar de esta manera “todas las acciones formativas que se realicen”, lo que nos sitúa en un espacio más amplio. La definición que ofrecen estos autores es la siguiente:

En un sentido estricto, podríamos decir que consiste en la utilización de la web como medio y recurso para la realización de actividades formativas; es decir, implica todas las acciones formativas que se realizan apoyándose en las nuevas tecnologías de la información y comunicación (videoconferencia, multimedia,…) fundamentalmente en Internet, y en sus herramientas de comunicación sincrónicas y asincrónicas, procurando con ello alcanzar un entorno flexible para la interacción del alumno con la información, y la participación en la acción educativa (Cabero y Castaño, 2005)

Mayoritariamente, el e-learning se concibe fundamentalmente en forma de cursos ofrecidos online. De esta manera, la tecnología de aprendizaje dominante se articula a través de plataformas tecnológicas de distribución del aprendizaje (Learning Management System, LMS), que hacen del curso que se oferta la unidad básica de organización del conocimiento. A través de estas plataformas, los alumnos acceden a los contenidos, actividades, tareas y tutores del curso.

Este tipo de software lo encontramos en la inmensa mayoría de entornos virtuales de aprendizaje de nuestras universidades, en tres tipos de sabores: 1) versión plataformas privativas basadas en código propietario: herramientas como WebCT y Blackboard; 2) versión software libre: Moodle, Atutor o Bodington; y 3) versión de entornos virtuales de aprendizaje desarrollados por la propia universidad.

Recientemente, un informe publicado sobre los entornos virtuales de aprendizaje en las universidades del Reino Unido nos indica las proporciones en que estas diferentes versiones están presentes en estas universidades. El caso español no es ajeno a esta tendencia. Así, según el estudio 'Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el sistema universitario español 2005-2006' casi todas las universidades españolas (96%) disponen de una plataforma institucional de docencia virtual.

Tradicionalmente, a través de esta manera de entender el e-learning, encontramos dos modalidades formativas diferentes: 1) una formación completamente a distancia; y 2) un recurso complementario de las clases presenciales, que incluso considera su uso opcional. Más que para recibir información, para resolver dudas, observar y practicar. Esta segunda modalidad es la más extendida en las universidades tradicionales.

En nuestra opinión, dos debilidades parecen desprenderse de este planteamiento. La primera de ellas tiene que ver con la incapacidad de este sistema de aprendizaje en generar una “nueva alfabetización en aprendizaje electrónico y la adquisición de nuevas competencias en ese ámbito. Esta alfabetización consiste en resolver una ecuación cuyos términos son: qué tipo de información se necesita, dónde obtenerla y cómo transformarla en conocimiento, presentarla y gestionarla” (Varis, 2005).

Porque el aprendizaje electrónico no consiste solamente en navegar por Internet o en descargar material de formación en línea (Horton, 2001). En nuestra opinión, las capacidades y competencias requeridas no deben ser meras acciones instrumentales, sino que deben posibilitar a los estudiantes dar el salto de la Sociedad de la Información a la Sociedad del Conocimiento.

La segunda de las debilidades del planteamiento anterior, es que la mayoría de la gente concibe el e-learning sólo como un curso formal, y no como una herramienta y una actitud hacia la formación permanente y para la gestión del propio conocimiento.

Como afirma Jane Knight (fundadora del “e-learning center”) en un podcast que reproduce una entrevista concedida a la consultora Kineo, acerca de las nuevas tendencias de la Teleformación: “e-learning es también comunicación, colaboración entre estudiantes, compartir conocimiento y experiencias […] la gente piensa en elearning como cursos formales y todas estas posibilidades son algo más. E-learning no es ya la expresión adecuada […] tiene más que ver con el e-trabajador y con el apoyo al rendimiento”.

Estas posibilidades tienen que ver con el desarrollo de herramientas gratuitas para el e-learning, nuevas actitudes hacia la Web y nuevas tendencias en la concepción del aprendizaje.


2. Cambios en nuestra concepción del aprendizaje.

Recientemente, Richard Straub (2006), indicaba que el trabajador del conocimiento del siglo XXI ya no puede basarse en la forma de aprender del siglo XX y épocas anteriores:

El enfoque del aprendizaje está cambiando gradualmente: ya no se trata de proporcionar habilidades y competencias predefinidas, sino de capacitar dinámicamente a los trabajadores del conocimiento para que sean más productivos. A pesar de todo, en los últimos diez años se ha subestimado el reto que realmente plantea la innovación del aprendizaje.

Con el desarrollo de soluciones e-learning hubo quien creyó que se había descubierto la panacea, que la tecnología por sí misma transformaría la enseñanza y el aprendizaje. Pero como indica Straub (2006) la tecnología no es la respuesta, sino simplemente un facilitador:

Un sistema de aprendizaje incluye varios elementos clave y factores de éxito que deben estar presentes para facilitar el aprendizaje y apoyarlo de forma efectiva. Estos elementos incluyen la pedagogía, un diseño de aprendizaje, entornos de aprendizaje en colaboración centrados en el usuario, así como factores sociales y culturales. Sin esta visión holística de los sistemas de aprendizaje, no se aprovechará todo el potencial de la tecnología.

Estamos observando un gran crecimiento de herramientas como weblogs, wikis y podcasts en la Red. Estas herramientas, nos invitan a pensar en una utilización formativa de Internet que va más allá de la reproducción a través de entornos virtuales de situaciones de enseñanza presenciales. Pero, además, nos inducen a pensar que la tecnología puede ayudar a cambiar la propia manera en que se produce el aprendizaje.

Stephen Downes, en un trabajo presentado en la NAWeb en Octubre de 2004, denominado “Ten years after” nos ofrece un buen panorama del cambio que, en los últimos diez años, se está produciendo en la idea de aprendizaje a tenor de la influencia de la tecnología Web.

Este cambio puede representarse en la transición que se produce en las siete características siguientes:

Cambios en nuestra concepción del aprendizaje producidos por la tecnología:

Lineal ———————–> Multidireccional
La idea de una Red, más que de una cadena de información. La expectativa de navegar a través de una web semántica, dotada de significado.

Estático ——————–> Dinámico
El aprendizaje como recurso continuo, bajo demanda, cómo y cuándo se necesita. Como el agua, como la electricidad, siempre disponible, siempre “ON”.

Contenido ——————-> Experiencia
El aprendizaje se consigue a través de la interacción y la inmersión, no a través de la distribución de la información.

Demostración ———————> Inferencia
Aprender haciendo, aprender de lo que la gente hace, no de lo que dice.

Objetivos —————————-> Metas
Motivación por la vía del deseo de aprender y mejorar, de lograr metas personales y/o grupales.

Uniformidad ———————–> Diversidad
Configuración de nuestras preferencias personales más que una solución universal y única para todo.

Estos posibles movimientos en la manera de entender el aprendizaje van en la línea de desplazar la responsabilidad del aprendizaje a los propios estudiantes, y pasan necesariamente por convertirlos en sujetos activos de la construcción y gestión de su propio conocimiento. Más que un enfoque “centrado en el alumno”, tiene la capacidad de poner el control mismo del aprendizaje en manos del propio estudiante.

En nuestra opinión, cabría añadir a esta perspectiva, al menos, otra característica:

Individualidad ————————> Colaboración
Establecimiento de redes de aprendizaje como comunidades de prácticas
(Wenger), caracterizadas por un tema o dominio de interés compartido por los usuarios, que interactúan y aprenden unos de otros desarrollando y compartiendo un repertorio de recursos.

Cabe extraerse como conclusión que en el actual universo de cambios constantes e innovación, la innovación en el aprendizaje resulta esencial. Esta innovación debe dar lugar a nuevos modelos pedagógicos, nuevos entornos virtuales de colaboración con contenido digital accesible que se pueda compartir e intercambiar. Esto nos conducirá hacia una verdadera cultura del aprendizaje a lo largo de la vida (Life Long Learning), donde converjan la efectividad del aprendizaje, la productividad profesional y, también, el propio desarrollo personal (http://weblearner.info/blog/index.php?blog=2&cat=41),

Este planteamiento sustituye la metáfora de la “transmisión” por la exploración activa y la “construcción” personal de conocimientos. Y, a su vez, este nuevo escenario promueve el rol de los ciudadanos como creadores de conocimiento.


3. El reto de la alfabetización digital.

Como nos recuerda el profesor Varis (2005), la mayor parte de definiciones actuales describen la alfabetización en términos relativos y no absolutos, considerando que no existe un nivel único de competencias o conocimiento que califique a una persona como alfabetizada, sino más bien múltiples niveles y tipos de alfabetización.

También la alfabetización mediática es multidimensional. Glister (1997; citado por Varis, 2005) define la alfabetización digital como la capacidad para comprender y utilizar información en formatos múltiples a partir de una amplia gama de fuentes cuando se presenta por medio de ordenadores.

Las nuevas formas de alfabetización para el Siglo XXI subrayan las competencias para utilizar la información y el conocimiento. Y atendiendo al carácter multidimensional de la alfabetización, el propio Varis propone que los profesores, estudiantes, trabajadores y ciudadanos deben incorporar desde ahora los siguientes elementos para desarrollar sus conocimientos y capacidad de razonamiento crítico:

Alfabetización tecnológica: la capacidad de utilizar nuevos medios, como Internet, para acceder a la información y comunicarla eficazmente.

Alfabetización en información: la capacidad de recopilar, organizar y evaluar la información y formarse opiniones válidas basadas en los resultados.

Creatividad trabajando con los medios: la capacidad, cada vez mayor, de los ciudadanos de producir y distribuir, donde quiera que se encuentren, contenidos para audiencias de todos los tamaños.

Alfabetización global: consiste en comprender la interdependencia entre las personas y los países y tener la capacidad de interactuar y colaborar eficazmente a través de las culturas.

Alfabetización responsable: la competencia de examinar las competencias sociales de los medios de comunicación desde el punto de vista de la seguridad, la privacidad y otros.

Los retos que esta definición múltiple de alfabetización plantea a la educación son de gran envergadura. Porque, hasta ahora, la mayoría de los estándares de formación en TICs que hemos venido utilizando, no llevan al sujeto a reflexionar sobre cómo trabajar con información, cómo manipularla y cómo reconstruirla a través de aplicación de tecnologías informáticas. O, en palabras de Tapio Varis (2005), no son capaces de resolver una ecuación cuyos términos son: qué tipo de información se necesita, dónde obtenerla y cómo transformarla en conocimiento, presentarla y gestionarla.

Pero transformar la información en conocimiento enlaza a su vez con la aplicación pedagógica de estas capacidades y competencias. Porque las TIC tanto pueden apoyar y conservar los métodos tradicionales como ser un medio –o un apoyo– para transformar los métodos pedagógicos.

Sin embargo, parece que nos encontramos lejos de este ideal de transformación de la información en conocimiento. Arlette Delhaxhe, subdirectora de la unidad Eurydice de la Unión Europea, analizando los datos provenientes del estudio denominado “Cifras clave de las tecnologías de la información y la comunicación en los centros escolares de Europa,” (Eurydice, 2004), concluye en una entrevista realizada a David Segarra (2004) que “los jóvenes utilizan las tecnologías de la información y la comunicación en los centros escolares fundamentalmente para escribir y para buscar información”.

La consecución de este objetivo, unido a la concepción multidimensional de lo que hoy entendemos por alfabetización tecnológica y al escenario pedagógico promovido por una visión constructivista de la educación, nos lleva a considerar el rol de los alumnos como creadores de conocimiento (Segarra, 2005).

Este nuevo paso en la configuración de un marco teórico que dé cobertura a esta propuesta necesita del desarrollo y generalización de nuevas herramientas destinadas tanto a la creación de contenidos como a la gestión del propio conocimiento de los usuarios. En este sentido, el desarrollo de Internet conocido como Web 2.0, que se viene dibujando paulatinamente en la comunidad de Internet en los últimos años, está potenciando una nueva manera de interactuar en la Red: desarrollando nuevas herramientas de edición en Internet, impulsando la dimensión social de la Red; potenciando la arquitectura de la participación; y orientada a la interacción y redes sociales.

Sería conveniente organizar el proceso a través del cual los sujetos pudieran intervenir en la construcción de conocimientos tanto a nivel individual como de grupos de usuarios, así como impulsar el desarrollo de servicios basados en la web para el acceso a estos conocimientos reutilizables, servicios web que deben ser libres y accesibles, y basados en una interfaz de sencillo manejo.

La formación en TICs que hemos recibido la mayoría de nosotros nos considera meros receptores pasivos de información a través de la Red, reproduciendo un modelo de enseñanza basado en la jerarquía del conocimiento y en el rol del usuario como consumidor de información. Los nuevos entornos de aprendizaje y los desarrollos recientes de Internet precisan de una implicación activa del sujeto en el proceso de construcción de su propio conocimiento.

Con estas premisas, parece evidente que los sistemas informáticos basados en tecnologías de creación de redes semánticas, participación online y que sean simples de utilizar y tengan usabilidad, son los que van a adquirir preponderancia en el futuro. Si además estos sistemas informáticos son abiertos y se desarrollan con el sistema de trabajo del software libre, tanto mejor. Así, las bitácoras y los wikis, utilizadas como herramientas para construir el propio conocimiento, tanto individual como de manera colectiva a través de redes de aprendizaje, están ya ocupando un espacio importante en esta manera de entender la educación (Castaño y Palacio, 2005; Palacio y Castaño, 2005).

Fragmento del artículo:

CASTAÑO, C. Y PALAZIO, G. (2007): “Nuevos escenarios pedagógicos a través de redes semánticas para el autoaprendizaje a lo largo de la vida (Life Long Learning)”. http://www.ehu.es/palazio/feccoo/apuntes_nuevos-escenarios.pdf [fecha consulta: 2 de enero de 2009]